Hace dos semanas -05DIC12- se presentó la nueva propuesta del gran
guitarrista y compositor sueco Yngwie
Malmsteen: Spellbound.
En
esta obra, Yngwie se presenta como
saltimbanqui ambulante, ya que él ejecuta todos los instrumentos y realiza las pocas
partes vocales. A diferencia de la anterior, Relentless, esta obra está mejor lograda... aunque se pudo haber mejorado si se incluyera la participación de otros músicos.
La
obra inicia con Spellbound; siendo
interesante que la pieza que le da nombre a la obra sea tan sólo el preludio
para la misma. La siguiente pieza, mucho más bella que la primera, se denomina High Compression Figure.
La
tercera pieza, Repent, muestra claramente
el porqué Yngwie no es cantante,
contrastando con la anterior y con la siguiente, Let’s Sleeping Dog Lie, un blues muy bien logrado, donde nuevamente
vuelve a cantar, pero ahora sin mostrar desatino en su voz, dada la naturaleza del
tipo de música.
La
quita pieza es una verdadera joya intitulada Majestic 12 Suite, 1, 2 & 3. La pieza es la de mayor duración
de la obra y se le agradece a Yngwie
el que haya hecho esto. Al inicio se escucha un teclado que simula un cello,
como un breve preludio para que la guitarra tome el tema. Se supone que está
dividida la pieza en 3 movimientos, donde el segundo es un bello juego de guitarra,
coros y supuesto cello.
La
sexta pieza, Electric Duet, es la
más corta de la obra, contrastando con la anterior en duración y estructura. Se
trata de un dueto de dos guitarras, donde ambas mantienen el mismo tema, pero con un leve
desfasamiento que recuerda en mucho a la música minimalista de Philip Glass.
Estamos
ante la mitad de la obra y la pieza intermedia, Nasca Lines, es la esencia de composición de Yngwie, al igual que
la siguiente pieza, Poisoned Mind,
donde nuevamente se atreve a poner la parte vocal (por última vez).
Las
dos piezas anteriores, son una preparación para otra obra de arte: God of War, siendo el clímax que se
esperaba desde el principio de la obra. Si bien es cierto que no hay muchas
novedades en la propuesta, siempre es gratificante escuchar ese ir y venir de
escalas, esas ráfagas de notas, en la guitarra del maestro sueco.
Iron Blues, la décima
pieza, es un rhythm’n’blues que nos invita a destapar la cerveza en un bar, tal
vez se trate de la mejor creación de este álbum.
La
undécima pieza, Turbo Amadeus, se
trata de una variación sobre otra variación, siendo un bello homenaje a los
grandes del clasisismo: Mozart y Haydn. La pieza es una variación y
arreglo para guitarra de la Sinfonía 25
de Mozart -1773-, la cual es a su vez
una variación de la Sinfonía 39 de Haydn -1768-, hasta en el tono (Sol
menor)… ¡crecemos sobre los hombros de gigantes! Por cierto, la Sinfonía 39 de Haydn fue la primera sinfonía en ser escrita en un tono menor, un
merecido homenaje en la composición de Yngwie.
La
penúltima pieza, From a Thousand Cuts,
es una continuación a God of War, en
parte como preparación para el cierre, Requiem
for the Lost Souls, la cual es una pieza delicada, con un tema realmente
bello, excelente para cerrar una obra intensa en el virtuosismo que nos tiene
acostumbrados.
Saludos.
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