El
inicio de la Primera Guerra Mundial fue un momento difícil para Debussy; sin embargo, su amigo Durand lo regresó a la actividad con
revisiones a Chopin y Bach, publicaciones de obras para piano
y para mediados de 1915 tuvo la muy brillante idea de componer 6 sonatas para varios instrumentos…
proyecto que se quedó inconcluso por su muerte, componiendo tan sólo tres, pero
alcanzando el cénit de su composición.
La
idea de las seis sonatas fue el rendir un homenaje a los compositores barrocos
franceses del siglo XVIII, muy particularmente a François Couperin y a Jean
Philippe Rameau.
La
Primera Sonata para Cello y Piano, CD 144, fue escrita en el verano de
1915, pero sería publicada hasta el 04MAR16. La obra es considerada por muchos
(donde me incluyo) como la pieza más fina para cello escrita hasta este momento
y obvia decir que es obligada en el repertorio de todo maestro de este
instrumento.
La
sonata se encuentra en Re menor y consta de 3 movimientos:
1. Prólogo. Lento, sostenido y muy
determinado.
2.
Serenata. Moderadamente animado.
3. Final. Animado, leve y nervioso.
El
05AGO15, Debussy le escribió una
carta a Durand donde le comenta que
ya terminó En Blanco y Negro, así
como la Primera Sonata. Sobre esta
última, le comparte su admiración hacia la nueva creación, diciendo:
“No me corresponde a mi juzgar de su
excelencia, pero debo admitir que me gustan sus proporciones y su forma casi
clásica, en el buen sentido de la palabra”
Sin
embargo, Debussy pecó de modestia
ante su autocrítica, ya que hace uso del timbre como agente estructural,
anticipando de esta forma algunas innovaciones posteriores del siglo XX. Este
hecho se manifiesta de manera especial en la distribución de los pizzicatos, de manera muy geométrica
durante el segundo movimiento (ya que el primero se toca íntegramente con el
arco), donde se utiliza en el 42% de los compases. En el tercer movimiento, el pizzicato aparece en el 22% de los
compases (casi la mitad). En conjunto, la concepción del cello como una gran
guitarra transformó de manera decisiva y definitivamente la herencia del siglo
XIX, que veía en él un instrumento eminentemente apto para el legato. Basta con observar lo que el
grupo de rock finlandés Apocalyptica
ha hecho en los últimos 20 años para presenciar hasta donde ha llegado la
herencia de Debussy.
Otro
ejemplo, se observa en la reciente composición del regiomontano Arturo Rodríguez, con su Pequeño Huapango, obra para 8 cellos
–SEP12–, donde los mismos hacen las veces de la guitarra huasteca, jarana y
violines (dicha obra fue compuesta este año para la celebración del 35º
aniversario de mi alma mater, la Escuela Superior de Música y Danza de MTY; por
cierto, su presidente es Plácido Domingo).
De
hecho, en la Primera Sonata, el
cello hace las veces de guitarra o mandolina, mientras que el piano es
interpretado como bajo continuo.
El
Prólogo es en realidad una obertura francesa,
donde Debussy muestra lo magnánima de la misma. La Serenata es una habanera, donde el cello se acerca a la alegría de
la mandolina en su interpretación. El Final
recuerda la música española compuesta para El
Perfume de la Noche de Iberia en
Imágenes.
A
pesar del uso pentatónico oriental (ya observado en muchas de sus obras) o lo
insistente en el pizzicato, spicatto y sul tasto (lo cual infiere que el intérprete debe ser un virtuoso
del cello), la obra tiene mucha influencia de Couperin.
Originalmente,
Debussy pensó en que la Segunda Sonata contara con flauta, oboe
y arpa, con un fuerte cierre de trompeta, pero cambió el clarinete por la viola
y eliminó la trompeta, alcanzando una sonoridad única con los tres
instrumentos… de hecho, se trata de una de las obras más excelsas para arpa que
hay en el repertorio.
La
sonata consta de 3 movimientos:
1. Pastoral. Lento y dulcemente robado.
2.
Interludio. En tiempo de minueto.
3. Final. Alegre moderado, pero
determinado.
Hasta
la fecha se han escrito 219 obras para este tipo de trío, lo que ha motivado la
creación de ensambles avocados a estos tres instrumentos exclusivamente. Entre
otras composiciones, destacan obras de Milhaud
(Adieu, 1964), Carlos Chávez (Trío,
1940), Arnold Bax (Elegía, 1916) o Samuel Adler (Triolet,
1989); sin embargo, la primera propuesta sigue siendo la más bella de todas, la
de Debussy. El mismo compositor
estaba extrañado de que no existiera obra para un trío como el ejecutante en
esta sonata.
La
Tercera Sonata para Violín y Piano, CD 148, se trata de la última
composición de Debussy y el cierre a
su ciclo inconcluso de sonatas.
En
ABR17, completa su revisión a las 6
Sonatas para Violín y Piano de Bach,
por lo que anuncia la conclusión de la propia, siendo el estreno el 05MAY17 en
un concierto de caridad, siendo el propio compositor quien interpretó en el
piano con Gaston Poulet en el violín.
Fue la última presentación de Debussy en público.
La
sonata consta de 3 movimientos:
1. Allegro vivo
2.
Intermedio. Fantástico e iluminado
3. Final. Muy animado
En
un principio había incluido el corno inglés, pero decidió quitarlo ante la indiscutible
influencia y belleza expuesta por Bach
en sus sonatas.
“¡tantos magníficos proyectos por
hacer… y esta pobre salud, que se resiente ante el más mínimo golpe o el más
mínimo cambio de tiempo!”
El
gigante está a punto de pasar a la inmortalidad.
Saludos.
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