Friday, May 13, 2011

En el Centenario de Mahler: la Sexta Sinfonía, Trágica



Es increíblemente interesante que en el momento más feliz en la vida de Gustav Mahler haya escrito una obra que termina en derrota… que finaliza trágicamente.

A diferencia del resto de sus obras, donde las Sinfonías 9 & 10 cierran tranquilas, la Sinfonía 4 termina muy alegre y el resto finalizan de manera pomposa y triunfante; en la Sinfonía 6 se observa una excepción importante.

Tal vez por ello, la Sinfonía 6, Trágica, es muy seguramente su sinfonía menos interpretada, pero no por ello es la menos rica en diversidad musical, sino todo lo contrario.

La Sinfonía 6 fue compuesta durante los veranos de 1903 & 1904, Mahler se había casado con Alma y habían tenido ya a sus dos hijas; de hecho, la menor (Anna) nació justamente con el cierre de dicha composición.

La idea de esta obra es mostrar el carácter mortal del ser humano, la impotencia ante lo único certero que hay: la muerte. De ahí, la característica pesimista de la obra.

Muchos años después, Alma Mahler diría que la Sinfonía 6 fue la que emanó de lo más profundo de su alma, la que expresaba mejor lo que su corazón sentía.

Al igual que las Sinfonías 5 & 7, esta obra no contiene parte vocal. La sinfonía se estructura en 4 movimientos:

I. Vehemente, pero Conciso (Allegro enérgico ma non troppo)
II. Andante (Moderato)
III. Pesante (Scherzo)
IV. Finale (Sostenuto - Allegro Moderato - Con Dificultad – Marcato – Allegro Enérgico)

Como muchas de las sinfonías de Mahler, la obra se puede dividir en dos secciones, aún cuando no las haya definido el autor, dada la gran duración de alguno de sus movimientos, para este caso fue el cuarto movimiento el que consume casi la mitad del tiempo de la obra.

A diferencia de la mayoría de las sinfonías de Mahler, la primera sección respeta la estructura convencional, mostrando la forma de sonata en el primer movimiento y relacionándolo grandemente con los siguientes dos, Andante y Pesante.

El primer movimiento es básicamente una marcha en 4/4, donde inicia en La mayor, para irse transformando en La menor a medida que avanza. El tema recurrente del primer movimiento se conoce como el Tema de Alma, el cual marca la parte más encantadora de la obra.

Una aportación interesante de Mahler es la inclusión de instrumentos musicales “nuevos”, para enriquecer el sonido. La Sinfonía 6 incluye muchos de ellos, durante el primer movimiento incluyó la caja militar, que marca el paso de la marcha.

Otro instrumento nuevo para una sinfonía (más no en otras obras) fue la celesta, una especie de piano que en lugar de martillar sobre cuerdas, lo hace sobre placas de metal simulando un sonido “celestial” (de ahí su nombre). Otros compositores como Tchaikovsky (El Cascanueces) ya lo había utilizado, pero fue Mahler quien lo “sugirió” para su posterior uso con genios como Maurice Ravel (Mamá Oca), Richard Strauss (El Caballero de la Rosa) o The Doors (Light my Fire).

Por cierto, fue la única ocasión en que Mahler utilizó un xilófono.

Otros instrumentos utilizados fueron el látigo (ya usado por Modesto Mussorgsky en Cuadros para una Exposición), el tam-tam (especie de tambor recuperado del antiguo Tombuctú), las baquetas (utilizadas como instrumento musical sin tambor), una armónica de metal (similar al xilófono, pero con placas metálicas) y un pesado martillo (para cerrar la sinfonía).

El segundo movimiento continua siendo 4/4, pero ahora en Mi bemol mayor. Se trata de un tranquilo rondó que contrasta con lo efusivo de los otros tres movimientos. Para empatar lo “pastoral” de la Sinfonía 6 de Beethoven, incluye cencerros para este movimiento, simulando el paso de ganado en la campiña.

El tercer movimiento regresa a ser una marcha, pero en 3/8. Dentro de la confusión que este scherzo genera, un trío lleva la melodía, que es ahogado en la medida que avanza, terminando en caos… hasta podría decirse que desesperación.

El cuarto movimiento continúa con el caos generado regresando a la estructura de sonata, pero ahora en 2/2. Se trata de uno de los movimientos más difíciles y largos en una de las sinfonías más difíciles de Mahler. A diferencia de lo triunfalista que aparenta irse creando, un gran martillo golpea intensamente en 3 ocasiones al final de la pieza, destruyendo toda esperanza de mejorar para caer en impotencia y derrota.

Mahler estaba preocupado porque el gran martillo no tuviera un sonido metálico, por lo que se le ocurrió que fuese golpeado sobre un tablón de madera, pero nunca estuvo lo suficientemente conforme con la intensidad de dicho sonido. Años después, el compositor Alan Berg tuvo la genial idea de crear una caja muy grande de madera para amplificar el sonido del golpe seco del gran martillo. Para diferenciarse de Mahler, Berg introdujo este instrumento en sus famosas 3 Piezas para Orquesta, de 1915, pero cambiando el material del gran martillo, siendo éste de madera (por cierto, fue la única obra que dedicaría a su maestro Arnold Schönberg).

Para 1919, Alma metió “ruido en el sistema” al escribir una carta a uno de los principales difusores de la música germánica (en particular de Mahler y Strauss), el holandés Willem Mengelberg, acerca de la intención de Mahler por cambiar el orden de los movimientos 2 & 3, invirtiéndolos. Durante los 50 años que Mengelberg dirigió al famoso Concertgebouw de Amsterdam, interpretaría la obra como Alma se lo indicó, con la única excepción de la primera ocasión en 1916, razón por la cual Alma le pediría cambiarla el orden.

La controversia sigue, por un lado grandes directores como Mackerras, Maazel, Fisher, Abaddo, Barbirolli, Barenboim o Mitropoulus han seguido la propuesta original de Andante/Pesante. Otros directores de igual prestigio han seguido la propuesta sugerida por Alma de Scherzo/Andante, como Boulez, Karajan, Bernstein, Solti, Järvi, Mehta, Kubelik o Levine.

La premier de la Sinfonía 6, Trágica, ocurrió en la ciudad de Essen en 27MAY06 (con la propuesta de Andante/Pesante, que siempre interpretó su autor), dirigida por el propio Mahler.

A pesar de competir con la Sinfonía 10 como de las de menor interpretación, muchos de los grandes directores del siglo XX aseguran que se trata de su obra magna.

Saludos.

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