Con la Sinfonía 9, da inicio el último período de composición de Gustav Mahler, obras que no tuvo la oportunidad de presentar.
Este último período se caracteriza por un trato más tranquilo a su obra, con finales que suenan a resignación ante el ocaso de su propia vida.
En realidad, Mahler escribió una sinfonía en 1908, la cual le debería corresponder el número 9, pero un supuesto temor a este número en secuencia sinfónica, hizo que Mahler la disfrazara como colección de canciones, llamándola La Canción de la Tierra.
Para 1909 escribiría lo que sí llamaría la Sinfonía 9. Da la impresión de que es una sinfonía tipo réquiem en honor al recuerdo de su hija María. Musicalmente, se asemeja a la Sinfonía 6, Patética, de Tchaikovski, ya que el último movimiento lo adelanta al tercero, dejando el allegro en esa posición y colocar un adagio al final. Sin embargo, el primer movimiento también lo modifica, siendo moderato, en lugar de allegro.
La obra se estructura de la siguiente manera:
I. Andante cómodo (sonata)
II. A Ritmo pausado de Landler (un poco torpe y no tan grueso)
III. Rondó Burlesque (Allegro assai muy desafinante)
IV. Adagio (Reservado, muy lento y aún cauteloso)
El primer movimiento está escrito en Re mayor, en un muy extraño tiempo de Andante para una sonata. Los solos de violín y flauta son de lo más hermoso que tiene en su haber, donde nos muestra su inmenso amor por su hija perdida.
El segundo movimiento es una danza, un landler en Do mayor, claramente tomado del segundo movimiento de la Sinfonía 4 (que se encuentra en Do menor). De la misma manera, muestra su naturaleza de danza fúnebre.
El tercer movimiento es un Rondó en La menor, donde la técnica del contrapunto, observada desde la Sinfonía 4, alcanza su máximo desarrollo. Para muestra de su influencia del barroco, la trompeta da inicio en el movimiento con una doble fuga. La mezcla entre el contrapunto del barroco con la algarabía que muestra este movimiento (podría decirse, estruendo) es lo que le da a llamar burlesque, es una burla a la crítica de la época que le era adversa.
El cuarto movimiento, Reservado, es un adagio en un extraño Re sostenido mayor. Como su título lo encuadra, se trata de un proverbio muy profundo y personal. Da inicio con una canción cristiana-anglicana muy popular en aquella época llamada Evertide (Permanece conmigo). Poco a poco, comienza a cambiar de adagio a elegía, en el recuerdo triste de su hija amada perdida.
La obra fue estrenada un año después de la muerte del compositor, 26JUN12, con la orquesta que le daría la espalda, la Orquesta Filarmónica de Viena, en la ciudad que le daría la espalda y bajo la batuta de uno de sus más famosos discípulos, Bruno Walter.
En las cumbres, el día es hermoso
Rúbrica de Mahler al final de la partitura
Saludos.
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