Tuesday, December 21, 2010

Veredas eternas












¿Acaso logran tus ojos sostenerse en mi reflejo?
sin que bajes la cabeza, sin que quites la mirada,
hoy que eres un trapo viejo, un acabado trebejo
manoseado al exceso y con la honra vituperada.

¿A dónde partió esa ingenua, ésa que ayer conocí?
aquélla que mantenía sonrojada la mejilla,
a quien su cándido rubor yo bebí con frenesí
a quien el recatado pudor le mella, le mancilla.

¿Las mentiras son acaso blancas, vanas o piadosas?
¿no flaqueas de vergüenza ante la culpabilidad?
¡Aguas! las bolas de nieve ruedan raudas y azarosas
quitando todo a su paso, hasta la moralidad.

Al término de tu obra, baja irremediable el telón,
no llegues a maldecir o hasta injuriar puertas externas,
no apuntes con tu índice contra otro triste inocentón
que yo sigo vivo y muerto, zombi en veredas eternas.

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