Mientras que el año pasado -2009- tuve la oportunidad de compartir casi una publicación por semana (51/52), durante el presente -2010- estuve un poco más activo, llegando a comentar poco más de 1 ¼ publicaciones por semana (67/52). Obviamente, no es todo lo que ocurrió en el Arte Lírico lo que se plasma en estas letras, tópicos que me hubiese gustado platicar con más tiempo.
Este artículo lo quiero iniciar con un comentario de mi bella ciudad natal, Monterrey, donde existe una flora muy singular que para el ajetreado día a día pasa imperceptible, de entre la impresionante biodiversidad nativa sobresale el nogal.
El árbol de las nueces se encuentra por todos lados, hasta existió un bosque tan cerrado que ejércitos completos (como el estadounidense) se podían refugiar sin ser localizados; tristemente, lo único que queda de dicho bosque es una avenida importante llamada Nogalar. Que tan importante no ha de haber sido para mis antepasados dicho árbol, que la calle principal de mi ciudad se intitulaba El Roble (antigua confusión botánica aún presente entre mis paisanos, hoy se le llama Juárez a dicha avenida).
El nogal tiene un comportamiento muy singular, y no es mi objetivo el profundizar en los aspectos fascinantes del mismo, pero quiero hacer mención de uno de ellos: Un año utiliza el nogal su energía para dar fruto, al siguiente la utiliza para recuperarse y crecer, al siguiente vuelve a dar fruto y así sucesivamente.
Pareciera que la música tuvo ese comportamiento, ya que mientras los clásicos tuvieron una aparición muy “presencial” durante el año pasado, dicho hueco fue aprovechado por las nuevas huestes nórdicas para mostrar su magistral música gótica. Completamente diferente fue el presente año, dominado por creaciones excelentes de los consagrados clásicos.
A lo largo del año hubo algunos que hasta hicieron “doblete” como Avantasia o Helloween, ni que decir de excelsas obras de Asia, Foghat, Krokus, Meat Loaf, Accept, Motorhead, Iron Maiden, Ozzy, Blind Guardian, Gamma Ray, Scorpions, Molly Hatchet, Halford, Yngwie Malmsteen, Mr. Big y Eric Johnson, cuyas obras tal vez se hallan visto minimizadas por noticias históricas tan trascendentes como las pérdidas de Ronnie James Dio, Joan Sutherland o Henryk Gorecki, los bicentenarios de Chopin & Schumann, o la gloria para todos los hispanos como el Nobel para Vargas Llosa.
Sin embargo, hubo una nueva luz en el firmamento, una ráfaga greco-australiana que con su guitarra nos deslumbró durante este año llamada Orianthi, quien teniendo la escuela de Steve Vai, muestra que la música pop no necesita ser mala… lo mismo aplica para otras expresiones musicales que carecen de personas con capacidad creativa o interpretativa, llegando hasta rehusarse (como lo haría públicamente este año Paul McCartny) para siquiera aprender a leer partitura.
Feliz y Próspero 2011.
No comments:
Post a Comment