Un día como hoy -24NOV11-, pero hace 20 años, dejó de existir el líder creativo, pianista y cantante británico Freddy Mercury.
Mercury se puede considerar como un auténtico ciudadano del mundo, a pesar de su nacionalidad británica. De origen persa, se trata de una familia arraigada en Bombay, India que emigra a la legendaria ciudad de Zanzibar, Tanzania, donde nace. A pesar de que su familia profesaba la antigua religión persa maniqueísta, creada por Zoroastro (Zarathustra), estudió en escuelas cristianas (San Pedro en Pachgani –donde adoptó el mote de Freddy- y Santa María en Bombay) en la India.
En 1954, su familia sale de Tanzania para radicar en Feltham, Inglaterra, donde estudiaría la Licenciatura en Diseño Gráfico (para estar más cerca del arte) por la Universidad del Támesis Occidental… aunque su pasión siempre fue por la música, por lo que al graduarse en 1969 buscó integrarse en grupos de Rock.
Fue por esas fechas que conoció a su pareja eterna, Mary Austin, a quien le dedicó entre otras piezas, Love of my Life, le dejó los derechos de su composición y quien conserva aún sus cenizas. Entre su búsqueda de talentos, conoció al gran músico Brian May y al baterista Roger Taylor, a quienes invitó para formar su nuevo proyecto intitulado Queen. Así mismo, cambió su apellido por Mercury, basado en una canción tradicional inglesa (My Fairy King).
Su voz fue un verdadero milagro para el arte; en su penúltima obra con Queen, The Miracle de 1989, habla precisamente de los grandes “milagros” ocurridos para el ser humano. Su voz debe ser incluida dentro de ese listado. Su tesitura corría sobre toda la plataforma del barítono para incluir gran parte de la zona de un tenor. Su composición se enfocaba hacia la tesitura de un tenor, por lo que el cuerpo de su voz fue una de sus principales cualidades. Dentro de sus habilidades, su coloratura fue simplemente impresionante, contando con una excelente claridad.
Otra de las grandes aportaciones fue la fusión de diferentes géneros populares con el rock, buscando conservar la armonía dentro de experimentos tan dispares como escribir en una misma obra arreglos de ukulele y banjo en Good Company de la obra A Night at the Opera de 1975.
Destacan propuestas de composición como el uso de tiempos en 9/11 (hoy clásica en grupos como Metallica) con Stone Cold Crazy de su obra Sheer Heart Attack de 1974. El uso intensivo de contrapuntos como Here I Am (también de Sheer Heart Attack), The March of the Black Queen (Queen II de 1974) o The Prophet’s Song (de A Night at the Opera), donde la ejecución de las voces es simplemente genial. Característica que repetiría en el resto de su obra.
Su composición fue más allá del piano, aventurándose en dos ocasiones a componer con guitarra, escuchándose en la pieza Ogre Battle (de Queen II) y en Crazy Little Thing Called Love (de su obra The Game en 1980).
Independiente de Queen , su segunda obra fue Barcelona en 1988 cantando al lado de Monserrat Caballé, cuyo tema principal (del mismo nombre) fue el tema para las Olimpiadas de 1992. Su lugar en el dueto fue interpretado por José Carreras en el cierre del evento, dedicándole dicha clausura. Para la final de la UEFA de 1999, Caballé lo volvería a interpretar.
A través de la evolución de su obra, se puede observar su historia personal; muy en particular, en su última, Innuendo de 1991, donde se contagia una profunda e intensa despedida a sus 45 años, en la plenitud de su carrera y de su vida.
En este momento, Mercury es algo más que una gran voz o un gran compositor, ya que es considerado como el más grande ídolo popular en Inglaterra, donde su mito ha crecido con el paso del tiempo.
Saludos.
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