Friday, September 14, 2012

150 años de Debussy: La Villa Mèdicis




Para 1884, Claude Debussy gana el premio más codiciado por cualquier artista francés, el gran Prix de Rome con la cantata El Hijo Pródigo, CD 61, por lo que a partir del inicio del siguiente año iniciaría su formación en Roma.

Su paso por Roma es criticado por muchas personas como un período de improductividad. Otros lo consideramos como un período de profundo y auténtico aprendizaje, donde tuvo la oportunidad de conocer a grandes de la música, como Giuseppe Verdi o Franz Liszt, el maestro de maestros, quien reconoció públicamente el gran dominio que Debussy tenía para el piano. A diferencia de sus detractores, se trata de un período de inversión para la música, donde Debussy se enriqueció de conocimiento para engrandecer la composición que escribiría durante la siguiente década.

De facto, sí compondría algunas piezas, pero aparentemente se trata más de cumplir con los requisitos de permanencia en Roma que una voluntad creativa.

Basado en la obra de teatro Almansor del poeta alemán Heinrich Heine (tragedia de 1822, la cual pasó sin pena ni gloria... hasta la fecha), Debussy compone Zuleima, CD 64, una oda sinfónica en 1885.

En ese mismo año escribe tres canciones más:



CD

Canción

Poeta

65

Romance

Paul Bourget

66

Las Campanas

67

Barcarola

Edouard Guinaud

Además de un ciclo de seis canciones, llamadas Arietes Olvidados, CD 63, dos de los cuales serían arregladas para orquesta 27 años después.

1.      Es el éxtasis, es un lánguido éxtasis (para orquesta en 1912)
2.      Llora dentro de mi corazón, como llueve en la villa
3.      La sombra de los árboles en el río brumoso
4.      Caballitos de madera: giran, giran, los buenos caballitos
5.      Green: son las frutas, las flores, las hojas (para orquesta en 1912)
6.      Melancolía Bazo–, las rosas eran todas rojas

Durante 1886 (año de fallecimiento de su maestro Liszt), no reporta ninguna composición, pero para 1887 presenta una suite sinfónica llamada Primavera, CD 68, la cual es una muy bella obra para dos pianos y coro. Al igual que los Arietes Olvidados, haría un arreglo para orquesta y coro 26 años después de esta obra (1913).

Ese mismo año, presentaría la cantata La Damisela Escogida, CD 69, del recién fallecido poeta británico Dante Gabriel Rossetti. La pieza fue re-orquestada para 1902. En su momento, fue duramente criticada por la academia como bizarra, sin embargo, se trata de la primera obra que lleva de manera madura su estilo muy particular de composición.

Al cierre del año iniciaría otro ciclo de canciones (que terminaría dos años después), Cinco Poemas de Baudelaire, CD 70:

1.      El Balcón
2.      Armonía de Noche
3.      El Chorro de Agua
4.      Contemplación
5.      La Muerte de los Amantes 

Donde el carácter erótico de su composición no sólo se sigue manifestando, sino incrementando. La influencia de Richard Wagner en la composición de Debussy se observa notablemente en este ciclo de canciones, así como en la cantata de La Damisela Escogida.

Para 1888, compondría la Pequeña Suite, CD 71, una obra para piano a cuatro manos, la cual sería orquestada para 1907:

1.      En barco
2.      Procesión
3.      Minueto
4.      Ballet

Para 1889, cerraría su paso por la Villa Mèdicis con una Fantasía para piano y orquesta, CD 72, tal vez su mejor ponencia en esta etapa de su vida (de los 23 a los 27 años de vida). La pieza denota una influencia muy marcada de la composición del belga César Franck, así como de su compatriota Jules Massenet (quien estaría en esos momentos tocando el pináculo de su fama). Es interesante que el propio Massenet se expresara de esta pieza en particular como “un enigma”.

Debussy es un digno representante del momento histórico-artístico que atravesaba París, bellamente plasmado en La Bohemia de Giacomo Puccini: con una vida amorosa muy turbulenta, aderezada con una vida de nocturna intensa entre cafés y veladas líricas, con profundos conocimientos de la poesía de sus contemporáneos y un espíritu rebelde hacia la experimentación continua de su obra.

Su paso por Roma es el único período de su vida donde no se le conocieron amoríos. Durante su paso por el conservatorio de París tuvo a su lado a Blanche Vasnier (desde los 18 años) y al regreso de Roma retomó su activa y loca vida amorosa.

Más allá de su contacto con Liszt o de su profundo aprendizaje de los italianos del clásico y barroco, la mejor influencia que tuvo Debussy fue por parte de un joven talentoso (igual que él) quien siempre estaba en la búsqueda de la innovación y experimentación: Erik Satie, cuya obra es tan extraña y extravagante que tal vez la única persona que podría semejarse un poco es Frank Zappa, llegando Satie aún más lejos que Zappa. Satie contagió a Debussy de esa curiosidad hacia crear nuevas formas… así como a muchos compositores más.

Satie fue el creador original del impresionismo, sus Gimnopedias datan de 1888, siendo el propio Debussy quien se las orquestó años después y, al igual que el propio Satie, son conocidas por todo el mundo, sin saber su nombre o autor, ya que aparecen en muchas películas, series y demás elementos de difusión (tal vez su uso más difundido es con la serie televisiva Expedientes X).

Además, creó el minimalismo, tan utilizado por nuestros contemporáneos Pierre Boulez, Steve Reich o el gran Phillipe Glass.

También creó el serialismo, que evolucionaría en la música atonal de Arnold Schoenberg, Alban Berg, Igor Stravinsky, Dmitri Shostakovich, Benjamin Britten y claramente notoria en la Sinfonía 10, Adagio (inconclusa) de Gustav Mahler.

El famoso compositor francés Darius Milhaud alguna vez expresó sobre Satie: “Es un auténtico profeta de la música que se va a componer dentro de 50 años”.

Definitivamente que el paso por Roma de Claude Debussy fue altamente productivo, más allá de la opinión adversa tan difundida.

Saludos.



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