Aunque suene extraño, son pocas las fechas sobre batallas bélicas que son conocidas a nivel
global; supongo que esto se debe a la publicidad realizada por parte de algún otro agente, como es el
caso del 5 de mayo para MEX, donde todo el globo sabe que es una fiesta local,
pero realmente pocos saben que se trata simplemente de una batalla.
Lo mismo ocurre con la batalla del 7 de septiembre de 1812, entre los
franceses de Napoleón y las fuerzas rusas del Zar Alejandro I: la batalla de
Boroninó.
La razón por la cual está batalla es recordada globalmente, más allá de que
125,000 personas fallecieron ese día (una de las más sangrientas de la
historia), es porque 70 años después, Piotr Ilyich Tchaikovsky compuso una de sus
obras más famosas: la Obertura Solemne 1812, opus 49, estrenada un día como hoy -20AGO12- hace 130 años.
El gran ruso la escribió por encargo del gran pianista ruso Nikolai Rubinstein, en seis semanas, tal vez ésa fue la razón por
la cual menospreció su obra, considerándola de muy poco peso artístico.
La obertura es una pieza de un solo movimiento (como toda obertura), en
el cual se trató de mantener el clásico formato de sonata, pero con inclusiones
interesantes, ya que los tiempos son:
1. Lento2. Andante
3. Allegro giusto
4. Largo
5. Allegro vivace
La obra inicia con la pieza Dios proteja a su pueblo, de la iglesia
ortodoxa. Acorde a la partitura, se debe ejecutar con ocho cellos y cuatro
violas, simulando los cantos de personas. La intención de este inicio es el
recordar que fue la iglesia ortodoxa quien difundió la noticia de la
declaración de guerra a Francia. En muchas ocasiones, se sustituye a los
instrumentos descritos por un coro, cantando a capella.
El andante muestra un espíritu de rapsodia que se sigue hasta el final
de la obra, donde temas rusos se alternan o se ejecutan juntos. Se tratan de
temas folklóricos, populares y militares. La idea es mostrar el sentimiento apesumbrado
del pueblo ante la invasión.
El allegro giusto es propiamente la batalla de Borondinó, donde La
Marsellesa sobresale sobre el resto de los cantos rusos, los cuales son finalmente apagados…
como lo fue la batalla.
El largo es tal vez la parte más bella de la obra, donde La Marsellesa
prácticamente se desvance y los cantos rusos van en decrecendo. Se muestra a una
Rusia incendiada y aplastada, cerrando con un bombardeo sobre Moscú (donde
se vuelve a escuchar una fanfarria de La Marsellesa), ejecutado por la
artillería con cinco disparos de cañón.
Después del desconsuelo anterior, la música rusa toma ahora el crecendo
en el allegro vivace, donde un repiqueteo de campanas y el entonces himno
nacional ruso, Dios salve al Zar, son apoyados con once salvas de artillería. Una vez terminado el himno, se escucha una variación para La Marsellesa, adaptada para sonar como música rusa, la cual es definitivamente la parte más famosa de la pieza y tal vez de toda la
obra del gran ruso. Una banda de metales acompaña a la orquesta para el cierre
espectacular entre coros, campanas, artillería e inclusive hasta fuegos
artificiales.
Es interesante que, durante el allegro vivace, se matiza la importancia
de la iglesia ortodoxa, ya que después de la dolorosa derrota de Borondinó
(cerca de Moscú), el Patriarca Ruso le pidió al pueblo que rezarán para que la
intervención divina los auxiliara… cosa que aparentemente ocurrió en el invierno de 1812, ya
que los franceses fueron replegados, pero por las inclemencias del medio ambiente.
La tradición expresa que el gran ruso jamás escuchó la interpretación
de su obra, algo que no se puede demostrar. Sin embargo, existen registros
memorables que nosotros sí podemos hacer como el de Antal Dorati en 1954, con
la Sinfónica de Minneapolis, donde los cañonazos de la artillería se ejecutan tal
cual están descritos en la partitura.
Otra obra memorable fue en 1990, por ser el 150 aniversario del
nacimiento de Tchaikovsky, donde la legendaria Orquesta Filarmónica de San
Petersburgo, con Yuri Temirkanov al frente, llevó a cabo la ejecución en la
tumba del compositor.
La obra es interpretada en todo el globo para celebrar eventos magnos; aún
recuerdo como dentro de los festejos del 400 aniversario de la fundación de Monterrey -20SEP96-, la
Orquesta Sinfónica de la UANL cerró la celebración con esta obra en el Palacio
del Obispado, haciendo los disparos de salva desde sus cañones.
Saludos.
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