Abre sin recelo tu corola
¡responsable soy de ti, mi rosa!
obligado a mantenerte hermosa,
sonríe y muéstrame tu aureola
alegrándome de carambola
mi vida, al yacer en tus lazos,
ahuyentando miedos y fracasos,
recordando como es invisible…
¡invencible! Lo esencial posible
al mirarme dentro tus ojazos.
Saludos.
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