At the Edge of Time: Blind Guardian

Una de las obras más esperadas durante el año por fin vio la luz durante el fin de semana pasado -30JUL10-, se trata del noveno álbum del grupo alemán Blind Guardian, intitulado At the Edge of Time.

A pesar de que la obra consta tan sólo de 10 piezas, Blind Guardian incluye otras 6 piezas más, un video y hasta un documental de forma anexa.

Hace poco más de un mes -25JUN10-, se publicaron 3 piezas como preámbulo de lo que venía: A Voice in the Dark, You’re the Voice & War of the Thrones.

You’re the Voice es un cover del australiano John Farnham, uno de sus pocos éxitos fuera de su país, con un arreglo muy interesante (y superior al original, obviamente); por otro lado, la pieza War of Thrones presentó una versión muy diferente a lo escuchado en la obra, mientras que la primera versión es un bello arreglo para cuerdas, ahora la segunda versión es interpretada con piano.

Al igual que sus creaciones anteriores, la obra íntegra es composición de los dos pilares del grupo: André Olbrich (guitarrista) y Hansi Kürsch (vocalista).

La obra da inicio con la pieza Sacred Worlds, la cual es realmente una nueva revisión a su pieza clásica Sacred, muy popular entre la cultura del videojuego, al ser escrita ex profeso para Sacred 2: Fallen Angel.

La pieza da inicio con una orquestación realmente impresionante donde los violines, percusiones y coros se alternan el control de la melodía… para que la guitarra les robe la presencia tan pronto alterna con la increíble voz de Kürsch. Ahora que la pieza es presentada en un álbum, se muestra con una excelsa y renovada brillantez.

La segunda pieza, Tanelorn (Into the Void), es continuación de la pieza The Quest for Tanerlorn (1992, Somewhere Far Beyond), donde se narra la última aventura (volumen 15) en la Ciudad Eterna (Tanelorn) por parte de Erekosë (The Eternal Champion), novela del género de fantasía, escrita por el británico Michael Moorcock.

La pieza comienza con una entrada de guitarra que trata describir la emoción del viaje hasta llegar a la ciudad. Los clásicos cambios de ritmo para que la voz se luzca son muy evidentes en esta pieza… sobre todo por los lamentos: cry for Tanelorn…

La pieza recuerda en mucho el estilo que Blind Guardian tenía a principios de los 90’s.

La tercera pieza, Road of No Release, es basada de la novela Inkeeper’s Song (1993) del escritor estadounidense Peter Beagle.

Con una bella entrada de piano da inicio la pieza. La guitarra entra con sutileza para no estropear la presencia del piano, pero la voz no hace lo mismo al mostrarse irrespetuosa ante la armonía, por lo que toma la melodía y le sube la intensidad de la pieza. Durante los dos intermezzos, guitarra y piano comparten la melodía en un acompañamiento realmente destacable.

La Cuarta Pieza, Ride Into Obsession, es la primera de dos piezas que tratan la obra literaria épica Wheel of Time (WoT) del estadounidense Robert Jordan. Siendo, en sí misma, una presentación de los personajes.

La pieza recuerda mucho el inicio de la banda a mediados de los 80’s, dada la velocidad de la misma… tal vez sea la pieza más cercana al Speed Metal en la obra.

La quinta pieza, Curse My Name, está tomada del libro El Ejercicio de la Magistratura y el Reinado (1649), de ese gran escritor inglés llamado John Milton.

La pieza es una balada rítmica, que da inicio con una entrada renacentista en la guitarra (muy al estilo de Ritchie Blackmore) y con un acompañamiento de flauta que le da ese aire a la época de Milton. A lo largo de la pieza, poco a poco se van incluyendo violines, trompas y percusiones propios al período anterior al barroco.

La sexta pieza, Valkyries, es como su nombre lo indica, una oda a la mitología escandinava, donde se muestra una composición con trazas de Asia o Yes, algo muy raro en Blind Guardian, pero que beneficia de sobremanera a la voz de Kürsch.

La séptima pieza, Control the Divine, es otra obra basada en la literatura de Milton, pero ahora de su obra maestra El Paraíso Perdido (1667), donde se describe el discurso motivacional de Luzbel para comenzar la revolución.

La pieza alterna entre guitarra eléctrica y acústica para matizar el discurso. Por momentos, la guitarra tiene un sonido muy similar a Brian May.

La octava pieza, War of the Thrones, es de los tres “entremeses” publicados hace poco más de un mes, pero para beneplácito de todos, en una nueva versión, con piano.

La pieza es una balada tomada de la obra A Song of Ice and Fire, del escritor estadounidense George R.R. Martin, la cual tuvo una adaptación para TV a mediados de los 90’s llamada Games of Thrones, de donde evolucionó hacia el nombre de la pieza.

La pieza da inicio con un solo de piano y voz, al cual se une paulatinamente el resto de la orquestación en un crecendo continuo hasta el final de la pieza, pero tan sólo en la intensidad del sonido, ya que nunca sale de moderato. A mitad de la pieza, la guitarra tiene un tímido reemplazo para al piano en el liderazgo, que el piano rápidamente recupera.

La novena pieza, A Voice in the Dark, es otra pieza tomada de la misma obra literaria de Martin, que al igual que la anterior, es una nueva versión a la pieza editada hace poco más de un mes. Definitivamente que es la pieza más cercana al Heavy Metal de todo el álbum.

Se nota que “tiraron la casa por la ventana” en esta pieza, tal vez se tenía como objetivo que fuese su pieza insignia de esta obra.

La décima y última pieza, Wheel of Time, es una continuación para la presentación hecha en Ride into Obsession de la obra de Jordan del mismo nombre, WoT.

Da inicio con una bella orquestación, digna del cierre para la obra, donde se muestran acordes característicos a la música folklórica húngara, eslava y turca. A medida que la pieza avanza, recuerda mucho la obra del 2002, A Night at the Opera, sobre todo en los momentos donde se muestran pasajes de la Ilíada de Homero y de la Eneida de Virgilio.

La inclusión de dos diferentes coros al final de la obra le dan un cierre simplemente espectacular a la pieza y, en sí, a toda la obra.

La dieta con que nos tenía Blind Guardian durante los últimos 4 años bien valió la pena; tan es así que merece la apertura de un buen tinto y un buen queso para disfrutarlo por primera vez… así como por sus consiguientes secuelas.

Saludos.