Aún no pasan las
agradables sorpresas con Van Halen, con el UFO de Vinnie Moore, con la nueva voz
de Dragonface, con el anuncio del próxima obra de Asia o con la espectacular
obra de Epica, cuando una nueva propuesta fue presentada la semana pasada
-16MAY12- por parte del grupo finlandés Sonata Arctica: Stones Grow Her Name (el
estreno ocurrió en su país, el viernes fue en Europa, hoy es en América y mañana
será en Japón).
Se trata de la séptima
obra de Sonata Arctica, pero a pesar de que Tony Kakko repite la formación de sus integrantes, ahora la obra es muy pobre en los duetos piano-órgano, comparada de su creación
anterior, The Days of Grays. En contraparte, se permite una mayor presencia en
la guitarra para Elias Viljanen.
La primera pieza, Only
the Broken Hearts (Make You Beautiful) da un inicio desconcertante, de repente da la
impresión de haber cometido un error, ya que durante los primeros ocho compases se escucha a
Rammstein; sin embargo, diluye dicha influencia (que no elimina) al mostrar su
característico estilo propio. Por cierto, Kakko hace dueto con Timo Kotipelto,
vocalista de Stratovarious y del súper proyecto finés del 2009 llamado Cain’s
Offering.
La segunda pieza,
Shitload of Money, da muestras de la libertad que se le está permitiendo a la
guitarra, con bellos trazos de piano. Es interesante que cuando los dos
instrumentos interactúan uno de los dos propone, mientras que el otro sigue la
melodía del anterior (muy al estilo de Deep Purple). A mediación de la pieza, se escucha por primera vez un solo
en la guitarra. Se trata de un puro Rock’n’Roll, con entradas de trompeta y
saxofón. Nuevamente Kotipelto participa con Kakko en la voz.
La siguientes pieza,
Losing my Insanity, da inicio con un muy bello preludio en el piano, que
contrasta fuertemente con la entrada de guitarra, quien termina robando el tema de la pieza. Es interesante observar como se aplica el muy utilizado recurso de subir una nota a la melodía antes de finalizar sus últimos compases, lo que llama la atención es que lo realiza en dos ocasiones. En general, la pieza recuerda en mucho a su
obra Unia.
La cuarta pieza,
Somewhere Close to You, se asemeja a las entradas de la primera (tipo
Rammstein). Es interesante como contrasta la intención poética entre las
estrofas con el coro, en las primeras se escucha una poesía con seguridad en
las palabras, mientras que en los coros se escucha una marcada melancolía. El cierre
por fin presenta la presencia de órgano, aunque muy breve.
I Have a Right, la
siguiente pieza, es una muy bella creación, con una guitarra que pretende hacer
pizzacatos en contrapunto con las voces de Kakko y Kotipelto (quien aparece por
tercera vez), entre melodías atrapadas e intercaladas de piano y órgano. Si
duda, una de las mejores aportaciones de la obra. Es claro comprender por qué
el 27ABR12 (hace 3½ semanas) fue presentado como video, como una antesala para
anunciar la proximidad de esta obra.
Con una entrada
interesante de voz y guitarra da inicio Alone in Heaven, la sexta pieza, siendo
la primera ocasión en que órgano y piano se unen, pero opacados por la imponente propuesta de la guitarra, con un requinto que simplemente sigue la
melodía de la pieza.
Ésta es la pieza que le da
nombre a la obra; musicalmente se entiende, ya que se trata de un resumen de toda la obra; esto incluye la nuevamente la presencia del dueto Kakko-Kotipelto,
por última ocasión.
The Day, su siguiente
pieza, de inicio con un dueto de piano y órgano, mandando por vez primera al
fondo los pizzacatos de la guitarra, previo a la voz de Kakko. Esta pieza va
más allá de la melancolía observada en Somewhere Close to You, ya que se escucha una profunda tristeza. La presencia del órgano a lo largo de toda la pieza matiza este
sentimiento.
La octava pieza,
Cinderblox, es un raro experimento, donde se incluyen violín, bajo y banjo de
una forma extraña, dando un collage de estilos no muy exitoso.
En la siguiente pieza,
Don’t Be Mean, Kakko trata de compensar la extraña experiencia anterior. Se
trata de la pieza más corta de la obra, dejando el espacio para que su voz
sea la protagonista. Es una muy bella melodía donde el dueto piano-órgano lo
acompaña en toda la pieza, acompañados por una guitarra acústica y una batería muy ligera. Algo interesante es la presencia de una viola quien aporta un bello
solo, para posteriormente volver a empatar el dueto piano-órgano. Para esta
pieza, Elias Viljanen no participa, dejando su lugar en la guitarra a Peter
Engberg, quien además ejecuta en la viola. Como dato interesante, él también es
el ejecutante de las extrañas intervenciones del banjo.
Las siguientes dos
piezas se intitulan Wildfire. La primera, Part II: On with the Mountain, es una pieza extraña, con una
introducción de violín/banjo muy campirana, pero que rápidamente corrige el
rumbo. Da la impresión de querer hacer el contraste musical. La segunda, Part
III: Population 0, muestra el mismo inicio que la primera pieza, Only the
Broken Hearts, sosteniendo la misma melodía; realmente se trata de una variación a la
primera, amalgamando perfectamente con la pieza
anterior, a fin de mostrarla como su continuación.
La obra tiene un
apéndice llamado, Tonight I Dance Alone, la cual es una bella pieza, muy
similar al estilo propuesto en Don’t Be Mean, aunque con menos recursos
musicales. Al igual que Alone in Heaven, el solo de guitarra tan sólo sigue la
melodía, dejando un sabor de insatisfacción.
La obra es una muy
agradable sorpresa para disfrutarse a lo largo de este verano.
Saludos.
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