Wednesday, May 26, 2010
Acto II de la Ópera Metal The Wicked Trilogy: The Wicked Symphony. Avantasia.
De manera simultánea, Tobias Sammet presenta los Actos Segundo y Tercero de su magistral obra The Wicked Trilogy, conocida popularmente como The Scarecrow Saga, por ser el nombre del primer acto, publicado hace 2 años.
La obra fue presentada en Europa el 03ABR10, llegado al Top 10 de casi todos los países europeos, teniendo su pico en Alemania (obviamente), alcanzando el #2. En América, se presentó apenas el pasado 04MAY10, un mes después del éxito demostrado por el Viejo Continente.
Los músicos base son Sascha Paeth y Michael Rodenberg (Miro) en la guitarra y teclados respectivamente, siendo además los productores de la obra (como de muchas otras producciones).
Como ya es costumbre, son muchas las estrellas invitadas, que irán entrando y saliendo de escena en cada pieza mostrada.
La primera pieza de la obra es la que le da título al Segundo Acto, The Wicked Symphony, donde Sammet comparte la voz con el ya tradicional dueto formado por el noruego Jörn Lande y el estadounidense Russell Allen (Symphony X), donde el mismo Sammet describe el trío como “10 minute track featuring a vocal battle between Lande, Allen & me”.
Por otro lado, las percusiones son responsabilidad de Felix Bohnke, baterista alemán de Edguy… y lo será para otras 3 piezas más.
La pieza da inicio con una orquestación expresionista, muy al estilo de Miro que a manera de crecendo alcanza la intensidad suficiente como para ceder la melodía a guitarra y percusiones, de manera que le “roban” el liderazgo a la pieza… a continuación se establece una constante batalla por el liderazgo de la voz, que en encore se unen nada más para el coro, donde los 3 vocalistas mantienen la lucha por vencer a sus contrincantes. Definitivamente se trata de una de las mejores piezas de toda la Ópera Metal, este acto comienza con el pie derecho.
Para la segunda pieza, Wastelands, Sammet ahora hace dueto con el alemán Michael Kiske, vocalista de Helloween. A diferencia de la pieza anterior, Kiske hace la primera estrofa y consecuentemente el coro; posteriormente, Sammet canta la segunda estrofa, para finalmente ceder el espacio a Kiske nuevamente para cerrar.
Además, se invitó a participar a también alemán Oliver Hartmann en la guitarra, de la ya disuelta banda At Vance (posteriormente tendría magistrales aportaciones en Edguy, Rhapsody, Aina, Helloween y obviamente en Avantasia).
En particular, la influencia de Hartmann es muy fuerte a todo lo largo de la pieza, desde los primeros compases… por otro lado, la voz de Kiske se muestra limpia e intacta, contrastando fuertemente con la de Sammet, tal vez porque no se le exigen al máximo sus clásicos y potentes sobreagudos.
Ahora la batería tiene el honor de tener frente a sí a Peter Criss, baterista legendario y en activo de Kiss (The Catman); se le volverá a escuchar en dos piezas más.
La tercera pieza, Scales of Justice, resalta notoriamente del resto de la obra dada la enorme presencia de Tim “Ripper” Owens (ex-vocalista de Judas Priest e Yngwie Malmsteen). Además, un tercer baterista se une: Alex Holzwarth, baterista alemán de la mejor agrupación italiana: Raphsody of Fire; Holzwarth aparecerá en 3 piezas más.
Desde la primera nota se observa que la pieza está escrita especialmente para el estilo de voz que Owens posee, además cuenta con el estilo de interpretación caracterísitico de Judas Priest para la guitarra.
La cuarta pieza, Dying for an Angel, muestra claramente la intención de Sammet: atraer al público novel, ya que desde el 18MAR10 presentó un video-clip referente a la pieza, 2 semanas antes de presentar la obra finalizada.
En la misma se utiliza nuevamente a Peter Criss y la voz es ahora compartida por Klaus Meine, vocalista en activo de Scorpions.
Es importante destacar que tanto Meine como Criss presentaron nuevo material con sus respectivos grupos (Scorpions & Kiss) durante los meses anteriores… ¡Aún se dan tiempo para colaborar en proyectos tan estructurados como Avantasia!
La pieza es sencilla y bella, fácilmente se convertirá en un clásico.
Para la quinta pieza, Blizzard on a Broken Mirror, regresa a la batería Bohnke y la voz tiene como invitado de lujo al brasileño Andre Matos, de la legendaria banda carioca ochentera Viper. Matos interpreta además los teclados que abren la pieza, una aportación única en este segundo acto… en un tiempo de 4/4 y después de cuatro de compases, Sammet sigue la misma propuesta de Matos, pero en la guitarra, muy al estilo Blackmore-Lord-Gillan… para despegarse nuevamente a los siguientes 4 compases y dominar la música en 4 más. El resto de la pieza sigue esta alternancia en el dominio de la melodía.
La sexta pieza, Runaway Train, comienza con un bello solo de piano ejecutado por Simon Oberender, siendo el entorno adecuado para la excelsa voz de Michael Kiske y la guitarra de Bruce Kulick (Billy Squire, Kiss de los 80’s & 90’s y recientemente, la guitarra principal de Grand Funk Railroad)… a diferencia de la primera pieza, donde Sammet compite con Lande/Allen, ahora trata de suavizar su voz para competir con Kiske, con Lande y un cuarto vocalista que se une para formar el único Cuarteto de la obra: el británico Bob Catley (de la legendaria banda inglesa ochentera Magnum).
Definitivamente que la guitarra de Kulick es lo más sobresaliente de esta pieza, demuestra porqué lanzó a la fama a Squire y contribuyó para los mejores años de Kiss (desde el punto de vista artístico, no comercial… de hecho, es el único integrante importante de Kiss que nunca utilizó una identidad).
Lande repite para la séptima pieza, Crestfallen, donde hace un dueto extraordinario con Sammet. Ahora, es turno de Holzwarth en las percusiones.
Sammet enfocó la composición al estilo del noruego Lande, siendo una tendencia de composición muy popular en los últimos años: vikingo-gótica; comienza con un tímido arranque, pero poco a poco va cayendo en dicho estilo.
Lande vuelve a repetir el dueto con Sammet para la octava pieza, Forever is a Long Time. La propuesta de Hartmann (nuevamente en la guitarra) le da un aire a Whitesnake; además, el hecho de que Lande posea la misma tesitura que David Coverdale, así como la composición intencionada, donde es evidente que Sammet haya escrito la letra tomando la misma pluma que usara el gran cantante inglés, la convierte en una pieza típica para ese grupo… suficiente para levantar de la silla a cualquier fanático púrpura-profundo (como yo).
Holzwarth también repite turno, mientras que Oberender hace una muy tibia aparición.
Para la novena pieza, Black Wings, Sammet es apoyado en la voz por Ralf Zdiarstek, viejo invitado de Sammet en Edguy y obras anteriores de Avantasia. De la misma manera, Bohnke regresa a la batería. Luego entonces, la pieza suena mucho a Edguy… pero un tanto cuanto oscura.
Para la décima pieza, States of Matter, Allen regresa a la voz (presente en la primera pieza de este acto) y Holzwarth en la batería.
Es una pieza de metal clásico que contagia con su energía: "it’s another state of matter… it’s the union of the states of matter".
Para finalizar, la undécima y última pieza, The Edge, está justamente "colgada al borde" del segundo acto con el cual cierra, siendo la única balada-rítmica.
Es la única pieza donde Sammet participa en la voz de manera solitaria, pero la guitarra es compartida (más bien cedida) a Kulick. En los teclados participa ya más activamente Orebeder y las percusiones son responsabilidad de Bohnke.
La pieza es sumamente hermosa, de las más bellamente escritas por Sammet, en general. Al igual que Forever is a Long Time, suena mucho a Whitesnake, tanto en lo musical como en la poesía… hasta toma la frase poética ‘til the river’s run dry de Waiting on You (1992), como homenaje a la impresionante obra hecha por Jimmy Page y David Coverdale… antes que una queja, más bien es un aplauso ante el propuesta realizada.
La obra compuesta por Sammet es, sin lugar a dudas, lo mejor que se ha hecho durante el año en curso.
Saludos.
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