El
día de hoy -20ENE14- una estrella más se inmortaliza, el italiano Claudio Abbado.
Abbado fue una de las
batutas más importantes del siglo XX, tuvo bajo su responsabilidad seguir con
la tradición y el prestigio de Arturo
Toscanini, así como mantener a la Orquesta Filarmónica de Berlin como la
mejor del mundo, lastre muy pesado heredado de su impresionante antecesor: Herbert von Karajan; de hecho, fue el
propio Karajan quien lo llevaría a la
fama, después de su interpretación de la Sinfonía
2 de Gustav Mahler en 1965, con
la Orquesta Filarmónica de Viena en el famoso Festival de Salzburgo.
Le
agradecemos todos sus registros operísticos que nos legó dirigiendo en La Scala
de Milan de 1968 a 1986, para de ahí avanzar a la Ópera Estatal de Viena de
1986 a 1991.
Así
mismo, su paso por la música sinfónica fue igualmente exitoso, dejando
registros “imperdonables”: de 1979 a 1987 fue el director principal de la
Orquesta Sinfónica de Londres y de 1988 a 1991 fue el digno relevo de Karajan en la Filarmónica de Berlín.
Entre
su vasto legado (más de 400 grabaciones), donde sus versiones de Beethoven o Mahler son excepcionales, destaca el incorporar música nueva en su
repertorio: al menos una obra contemporánea por año; así como impulsar a jóvenes
talentos, como el excelso director venezolano Gustavo Dudamel.
Comúnmente
refería que su tradición artística familiar venía de antaño, refiriendo a un
arquitecto antepasado suyo quien construyó la Alhambra, en Granada.
Abbado
es culpable de que muchos conozcamos la obra de los grandes maestros… y de una
manera que hechiza al oyente.
La cultura es
como la vida…
y la vida es bella.
Claudio Abbado
Saludos.