En
los 60’s surgió la gran producción de música grabada, ante la intensa demanda
mundial.
Los
grandes directores de orquesta comenzaron a llenarse de fama, por lo que se
daban el lujo de grabar “obras completas” de algún compositor. Fue entonces que
un joven británico que batallaba para abrirse paso como director de orquesta (en
especial por sus interpretaciones de Mozart),
tuvo la excelente iniciativa de proponer la grabación de la obra completa de un
autor francés casi relegado al olvido: Héctor
Berlioz.
Berlioz sobrevivía por
las escasas interpretaciones de sus compatriotas Ansermet o Cluytens; sin
embargo, fue la propuesta de un joven inglés la que nos enriquecería a todos: Sir Colin Davis, quien falleció el día
de ayer -14ABR14-.
Con
estudios de clarinete e intentos inconclusos por estudiar piano (que le
cerrarían muchas puertas), Davis dio inicio a su dirección orquestal en 1949,
en Suecia, con músicos “exiliados” británicos.
Al
año siguiente regresó a Inglaterra para dirigir la modesta orquesta de ópera de
Chelsea. Poco a poco su fama fue creciendo, para 1957 ya dirigía la Orquesta Escocesa de la BBC y para 1959
recibe su gran oportunidad al recibir la alternativa nada menos que de Otto Klemperer para dirigir la famosa Orquesta Filarmonia, que lo lanzaría al
renombre mundial.
En
1960, es invitado a sustituir a otro de los pilares británicos, Thomas Beecham, para quedar al frente de
la Orquesta de la Ópera del Sadler´s Well.
Aprovecha para hacer su primera grabación de Berlioz: la Sinfonía
Fantástica, registro que es referente hasta nuestros días.
En
1964, es invitado por el tercer pilar de la dirección inglesa, el gran
compositor Benjamin Britten, para
dirigir su orquesta. Gira que lo lleva inclusive al Met de Nueva York, por lo que es
nombrado director principal de la afamada Orquesta
Sinfónica de la BBC de Londres en 1967.
Para
1971, Davis estaba en el cénit de su fama, por lo que fue invitado a sustituir
al impresionante director Sir Georg Solti, al frente del Convent Garden, algo
que fue muy criticado por el público londinense al considerar al húngaro como
de mejor talante… estuvo al frente hasta 1987, con la crítica siempre encima.
Grabó
muchas óperas en el Convent Garden,
memorables son los registros de Peter
Grimes, de Britten, Werther de Massenet o las inigualables versiones mozartianas de Don Giovanni (por cierto, mi versión
favorita), La Flauta Mágica o Las Bodas de Fígaro… sin embargo, no
hubo nada de Berlioz. Toda la
producción grabada de Berlioz ocurrió
en esta época, sin contar con el apoyo de su casa de ópera. En especial, la
crítica era fuerte con sus interpretaciones wagnerianas, las cuales no fueron muy
exitosas.
En
1983, sustituyó al gran Rafael Kubelik en la Orquesta Sinfónica de la Radio de
Baviera, para mantenerse en esta orquesta hasta 1993, año en que fue invitado a
regresar a su país para dirigir la Orquesta Sinfónica de Londres, con quien
había hecho muchas grabaciones y ahora lo nombraban su titular… hasta su
muerte, bueno en el 2006 se le da el título de Presidente Honorífico.
Al
igual que el irreverente de Thomas
Beecham y el gran compositor inglés Benjamin
Britten, Sir Colin Davis es uno
de los pilares fundamentales en que se soporta la dirección orquestal inglesa
del siglo XX.
Saludos.